Uno de los problemas principales con la fructosa refinada es que es isocalórica y no isometabólica. Lo que esto significa es que aunque puede consumir la misma cantidad de calorías de la fructosa o cualquier otro nutriente, incluyendo la glucosa, el efecto metabólico será completamente diferente a pesar de que el conteo calórico es idéntico.
Aunque es verdad que la fructosa refinada crea una menor respuesta glicémica inmediatamente después de consumirla, en comparación con la glucosa y la sacarosa, decir que por eso es más saludable para usted es una afirmación completamente errónea que ignora las consecuencias metabólicas generales.En resumen, el hecho de que la fructosa refinada produce una menor respuesta glicémica inmediata es completamente irrelevante, debido a que los efectos metabólicos son mucho más destructivos. Desde mi punto de vista, esta etiqueta es peligrosa y podría desencadenar una serie de enfermedades crónicas en la Unión Europea.
La fructosa refinada en realidad afecta su cuerpo de forma muy similar al alcohol, por lo tanto aumenta la enfermedad del hígado graso no alcohólica - y le repito, adicción. La fructosa y el etanol tienen efectos narcóticos inmediatos relacionados con sus propiedades dopaminérgicas. De la misma manera en la que el alcohol puede causar un consumo excesivo compulsivo, la fructosa tiende a generar una sensación inestable e intensa del placentero sabor dulce, que muchas veces nos lleva a consumir más de lo que nuestro cuerpo puede manejar, inclusive aunque dañe los múltiples sistemas de los órganos.
El Panel de la Unión Europea sobre los Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias habla sobre las consecuencias en su documento de opinión, aunque siguen estando de acuerdo con la declaración de las propiedades de salud propuesta para la fructosa:
“El Panel considera que con el fin de respaldar la declaración, la glucosa o sacarosa deberían ser remplazadas por fructosa en los alimentos y bebidas azucaradas. La población a la que va dirigida es a los individuos que desean reducir sus respuestas glicémicas post-prandial. El Panel señala que el alto consumo de fructosa podría provocar complicaciones metabólicas como hipercolesterolemia, resistencia a la insulina y un aumento de la adiposidad visceral.”by Mercola