Somos muchos a los que nos encanta cocinar con hierbas aromáticas, y es típico en el verano cultivarlas nosotros mismos en macetas en el balcón o incluso en el alfeizar de una ventana. Según el tipo de hierba fresca hay algunas estacionales que son solo de temporada mientras que otras podemos disfrutar de ellas durante todo el año.
Pero ¿cómo podemos conservarlas durante más tiempo una vez cortadas? Hoy tres consejos de conservación para que podamos seguir disfrutando de nuestras aromáticas durante más tiempo, y es que el sabor y el olor que estas desprenden en nuestros platos no tiene punto de comparación con las envasadas.
Secado de hierbas aromáticas
Es ideal este sistema para especies como el orégano, el tomillo, la salvia, la lavanda o la mejorana. Para ello lo ideal es limpiarlas suavemente una vez recolectadas el polvo y la posible tierra que tengan, si se lavan tener la precaución de secarlas muy bien. Después las ataríamos por sus tallos con una cuerda o una goma y las colgaríamos boca abajo en un lugar oscuro, pero seco y bien ventilado, durante un mes aproximadamente. Posteriormente las conservaríamos en un tarro durante doce meses más o menos.
Secado de hierbas aromáticas con calor
Si tienes verdadera prisa por utilizar tus aromáticas y no puedes ni esperar un mes puedes acelerar el proceso con tu horno. Para ello extiende tus hierbas frescas en la bandeja sobre un papel sulfurizado y calienta tu horno a unos 60 grados con la puerta entreabierta dejando secar las hierbas durante dos horas aproximadamente. Después envásalas de nuevo en un tarro hermético.
Es el método ideal para hierbas aromáticas tipo el perejil, albahaca o estragón. Para eso se lavan, se secan bien con papel de cocina y se congelan enteras las hojas o incluso picadas a cuchillo. También se pueden congelar en un caldo de carne o pescado, meter en cubiteras y así tener vuestros propios cubitos de hierbas aromáticas.
La Vida en Casa