El Cáncer en una lata: La verdadera historia de las Pringles

Para entender la realidad de los Pringles u otros tipos de papas, debemos olvidar que están hechas con patatas reales. Pringles Company; tratando de evitar impuestos recaudados en contra de alimentos estrella como las papas fritas en el Reino Unido, argumentó que sus Pringles por su alto procesamiento y bajo contenido de papa no pueden ser considerados como papas fritas. Pero si no son papas fritas entonces, ¿de qué están hechas exactamente? De acuerdo a un artículo publicado en la página de io9:
“Las Pringles empiezan su proceso con una combinación de arroz, trigo, maíz y copos de patata, presionados para darle una forma a la masa. Esta masa pastosa luego se enrolla como una hoja muy delgada, cortada en chips o papitas con la ayuda de una máquina. Después las papitas se mueven hacia adelante sobre una cinta transportadora hasta que se presiona en moldes, lo que les da su figura de una curva pudiéndose encajar uno encima de otro. Estos moldes se mueven a través de aceite hirviendo, luego se secan completamente para después ser rociados con sabores de polvo. Al final se les da vuelta y son trasportadas en otra cinta más lenta donde se les permite ser apiladas. A partir de entonces se meten en sus envases y hacia las bocas inocentes de los consumidores.”
El sabor de las papas puede ser muy ricas, estoy seguro que varios de ustedes leyendo esto han de pensar lo mismo o bien puede que estén disfrutando de sus papas preferidas en estos momentos. Sin embargo son sin lugar a duda uno de los alimentos procesados más tóxicos que se puede comer aunque estén hechas de virutas de patata reales o no.

Las patatas fritas son cargadas con químicos que causan cáncer al contener ingredientes altamente tóxicos para el cuerpo humano. Uno de los ingredientes más peligrosos en las papas fritas; la acrilamida, no se añade intencionalmente, sino más bien es un subproducto del procesamiento de las papas. La acrilamida, una sustancia que causa cáncer y otros químicos potencialmente neurotóxicos, se crea cuando los alimentos ricos en carbohidratos se cocinan a altas temperaturas, ya sea al horno, frito, asado o tostado. Muchos alimentos cocinados o procesados a temperaturas superiores a los 100° C, pueden contener acrilamida. Esto se forma cuando la comida se calienta lo suficiente como para producir una superficie bastante seca y de color marrón/amarilla. Por lo tanto, se puede encontrar en:
  • papas fritas o asadas
  • granos de la corteza de pan
  • tostadas
  • cereales
  • café (sorprendentemente, sucedáneos de café en realidad contienen 2-3 veces más acrilamida que el verdadero café
Se ha preguntado, ¿cuánta acrilamida está consumiendo? El límite federal de acrilamida en agua potable es 0.5 partes por mil millones o alrededor de 0.12 microgramos en un vaso de 236 mililitros de agua. No obstante, una porción de 6 onzas de papas fritas puede contener 60 microgramos de acrilamida, cerca de 500 veces por encima del límite permitido. Las papas fritas tienen tan altos los contenidos de acrilamida que en el 2005, el estado de California, demandó a los fabricantes de papas fritas por no advertir a los consumidores acerca de los riesgos para la salud de la acrilamida en sus productos. El informe del 2005, emitido por la Environmental Law Foundation (ELF), explicó los peligros de las papas fritas mostrando que todos los productos de papas fritas superaron el límite legal de acrilamida por un mínimo de 39 veces y un máximo de 910 veces.  Para el 2008 se llegó a un acuerdo en donde otros fabricantes de papas fritas acordaron reducir los niveles de acrilamida en las patatas fritas a 275 partes por billón (ppb) para el 2011; lo suficientemente bajo como para evitar poner una etiqueta de advertencia de cáncer en los empaques de las papas fritas.

Aunque sólo hemos hablado sobre las papas fritas, debemos tener mucho cuidado con las papas horneadas ya que pueden ser en muchos casos peores que las fritas. Si usted cree que puede evitar los riesgos para la salud de las papas fritas al optar por las papas al horno, que se anuncian normalmente como “saludables”, piénselo de nuevo. Recuerda que la acrilamida se forma no sólo cuando los alimentos son fritos o asados a la parrilla, sino también cuando se cuecen al horno, todo depende de la temperatura. De acuerdo a los datos proporcionados por Food and Drug Administration (FDA), los niveles de acrilamida en los alimentos, las papas fritas horneadas pueden contener más de tres veces el nivel de acrilamida que las demás papas. Esta toxina y riesgos a la salud también se pueden aplicar para otros alimentos también, por lo que se demuestra como las papas procesadas en la cocción a alta temperatura pueden ser una de las peores formas de cocinar. Por ejemplo, según los datos de la FDA, las papas Ore-Ida, contenían 107 ppb de acrilamida en la versión frita y 1098 cuando se horneaban las papas. Así que recuerde, TODAS las papas fritas contienen acrilamida, independientemente de si son naturales o no, al horno o fritas.

La acrilamida es sólo una de las toxinas peligrosas formada cuando el alimento se calienta a altas temperaturas, pero existen muchas otras que pueden encontrarse en los alimentos. Un proyecto hecho durante 3 años en Europa, investigo sobre las toxinas alimenticias generadas por calor (HEATOX) y los resultados, publicados a finales del 2007, mostraron que hay más de 800 compuestos inducidos por el calor, de los cuales 52 son potencialmente cancerígenos. Además de la búsqueda de estas toxinas también se descubrió que los seres humanos son menos propensos a ingerir niveles peligrosos de las toxinas cuando usted come alimentos caseros en comparación a los alimentos procesados.

El proyecto también sugiere que aunque haya maneras de reducir la exposición a la acrilamida, no puede ser eliminada por completo. Según las pruebas hechas, la aplicación exitosa de todos los métodos conocidos en la actualidad reduciría el consumo de la acrilamida en un 40% como máximo.

Para obtener más información en profundidad sobre la acrilamida, recomiendo leer el informe en línea sobre las toxinas generadas en los alimentos por el calor. El informe se puede buscar como “The HEATOX Project” y en él se habla sobre las identificación, caracterización y minimización de los riesgos de estas toxinas.

Algunas de las toxinas más conocidas, creadas en la cocina a altas temperaturas incluyen:
  • Aminas Heterocíclicas (HCA): se forman cuando la carne se concina a altas temperaturas, siempre se debe evitar la carbonización de la carne y nunca comer secciones ennegrecidas.
  • Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (HAP): el humo creado por goteos de grasa pueden rodear los alimentos y transferir estos hidrocarburos los cuales son cancerígenos.
  • Productos finales de Glicación Avanzada (AGE): cuando los alimentos se cocinan a altas temperaturas se forman estas toxinas en los alimentos que se acumulan en el cuerpo y con el tiempo conduce a estrés oxidativo, inflamación y un aumento del riesgo de enfermedades del corazón, diabetes y enfermedad renal.

Las altas temperaturas al cocinar son las causantes de muchas toxinas en los alimentos por lo que la búsqueda de unas papas o alimentos “saludables” sigue siendo investigada. Los fabricantes de papas fritas siguen buscando métodos para mejorar la imagen de sus productos y ser más saludables. Por ejemplo las papas Lays, marca de Pepsi, serán reformuladas con ingredientes totalmente naturales. The Wall Street Journal informó recientemente que la compañía espera aumentar su negocio de nutrición de $10 mil millones a $30 mil millones para el 2020. La compañía eliminará los peligros alimentarios como el Glutamato Monosódico (MSG), reemplazándolo con condimentos naturales, como la melaza y el pimentón. Además los colores artificiales serán remplazados con el jugo de la remolacha, el repollo morado y zanahorias. En total, alrededor de 60 diferentes aperitivos están programados para conseguir un cambio de imagen completamente natural. Este es sin duda un buen ejemplo de cómo la demanda de consumo puede alterar la dirección de los fabricantes de alimentos de una manera positiva. Las papas reformuladas pueden tener menos riesgos hacia los consumidores que las papas originales, pero hay que entender que no serán verdaderamente saludables. No hay manera de obviar el hecho de que las plagas modernas como el cáncer, enfermedades del corazón, la obesidad y la diabetes tienen un incremento significativo en la dieta de las personas, y las papas fritas siempre serán una apuesta perdedora si quiere evitar convertirse en una estadística más de enfermedad.
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